En la vieja calle de Moneda, en el costado norte de Palacio Nacional y justo a un lado del que fuera el edificio primigenio de la Universidad -entonces pontificia- aparece la discreta puerta de una de las cantinas más antiguas de la ciudad de México: el famoso Nivel.
Vetusto, el local serpenteante -que incluye unos mingitorios helados con una puerta singular, tiene un halo de respetabilidad al que coadyuva el eficiente equipo de meseros. El Colosio se encarga de llevar al viejo gabinete una Victoria helada, mientras, solícito, coloca un plato de cacahuates -¡ningunos como los de la Cantina de los Remedios!- y papas fritas, esas sí, respetables, al centro de la mesa de formaica.
miércoles, febrero 16, 2005
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