domingo, julio 24, 2005

Más aventuras por la cocina de Huauchinango. Los Molcajetes


Muchas gracias por sus comentarios. De veras, para uno que se dedica a los quehaceres del periodismo, nada es más importante que el punto de vista de los lectores. Yo se que muchos de ustedes lo hacen porque me quieren: son completamente correspondidos.

Sigamos, pues, con este recorrido virtual por la cocina de Huauchinango. Y ahora, me permito presentar a sus conocedores paladares a una taquería que se convierte en visita obligada por estas tierras serranas: Los Molcajetes.

Algún purista me dirá que Los Molcas, como conocemos familiarmente a esta taquería, no es, precisamente, representativa de Huauchinango. Yo difiero de ese punto de vista: El Güero y su familia, los propietarios de ese establecimiento, han hecho un esfuerzo notable por adaptar su concepto a las exigencias locales: sus salsas, por ejemplo, son irreprochables. La calidad de sus ingredientes y la rapidez del servicio, así como su amplia carta, son distintivos que se han ganado a pulso.

Los Molcajetes nacieron en el vecino municipio de Tulancingo, en el estado de Hidalgo. No se que designios los llevaron a instalarse en Huauchinango hace 20 años -que, por cierto, cumplirán este próximo mes de noviembre-. El caso, es que sus tacos al pastor son, sin duda, de lo mejor que se puede encontrar en esa especialidad. En serio, ¿se han dado cuenta que los tacos al pastor, en cualquier sitio, no son tan buenos como uno espera? Pues en Los Molcas eso no ocurre. Uno encuentra tacos al pastor como Dios manda: la carne bien marinada en ese adobo especial de la verdadera receta al pastor; el corte, preciso, que arroja delgadas lonchas del trompo -algunos prefieren pasar por la plancha el taco. Y los propietarios no tienen incoveniente- y, finalmente, las guarniciones clásicas: cilantro y cebolla frescos, salsas rojas y verdes de diversos grados de peligrosidad. No olviden pedir una orden de cebollitas a la plancha y, como acompañamiento, un tazón de frijoles charros y una cazuelita de queso al ajo que, en lo particular, es una de mis especialidades preferidas.

Pero la carta no se queda en ese esbozo: costilla, chuleta, gringas buenísimas -las quesadillas con carne al pastor, se entiende- más quesos fundidos, alambres y otras delicias de la parrilla clásica mexicana.

Conozco a personas que hacen viajes ex profeso para probar los tacos de los Molcas.

La buena fortuna del Güero, su trato amable, y su trabajadora prole lo llevaron a abrir una sucursal en las inmediaciones de la taquería original. Se trata de un local más amplio, que exhibe, orgulloso, un mural de Huauchinango con el siempre altivo cerro del Zempoala. No cabe duda: una especie de tributo recíproco a la tierra donde Los Molcajetes han prosperado y convertido en parte fundamental de lugares entrañables para cenar con la familia o los amigos.

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