martes, agosto 23, 2005

El Misterio de las Tortas de Ánimas

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Sigamos, pues con las tortas.

La referencia de las Tortas Luis me obliga, con un cierto grado de chauvinismo inevitable, a platicarles de las tortas del señor Ánimas, en Huauchinango.

No hay mejores tortas en el mundo.

Ya se que puede parecer una exageración, pero ¡es en serio! Durante varias décadas, este negocio familiar ha cosechado una reputación extraordinaria por la calidad de sus "tortas planchadas". ¿Cuál es el secreto? Pues el correcto tostado del pan, aderezado con ingredientes de primerísima calidad, que permite descubrir ese singular estado entre lo crujiente y lo suave.

Ahí, de manera casí secreta, las tortas son preparadas con pericia y colocadas en esa plancha eléctrica que conocemos como grill, para luego salir, plenas ante la codicia mal disimulada de los comensales.

Con dedicación, Doña Silvita (q.e.p.d.) y el señor Ánimas -padres de la siempre querida y admirada amiga periodista Leticia Ánimas- mantuvieron este establecimiento de las calles de Corregidora y Cuauhtémoc, en Huauchinango, muy cerca de las legendarias "cuatro esquinas". Yo podría extenderme y prodigar halagos, pero mejor lo invito a comprobar que, como estas tortas, muy pocas en la tierra.

La Cantona. El sueño que se concreta.

Don Pino Velázquez fue una persona excepcional: excelente amigo, gran conversador, ingenioso inventor y un padre de familia ejemplar.

Tan bueno fue su ejemplo que legó a sus hijos una muestra de inquebrantable voluntad para hacer bien las cosas.

Y eso es lo que, justamente, hace Raúl "Pino" Velázquez con su fábrica de condimentos. Se trata del primer proyecto serio para desarrollar una industria de conservas y empacado de chiles secos, al estilo peculiar de la Sierra Norte. El "Chiltepín Alegría" y el "Chile Hormiga" son ejemplos exitosos de un proyecto que se ha levantado con mucho trabajo y sacrificio de parte de esa pareja maravillosa que son Ceci y Raúl, mejor conocido entre sus amigos del bajo mundo como "El Gordo".

La empresa familiar, que rubrica sus productos bajo la marca "La Cantona", prepara y empaca unos deliciosos chipotles adobados -más ricos e incomparables respecto al mismo producto industrializado en el empaque de lata- así como una línea de tostadas entre las que destacan unos cucuruchos de tortilla, listos para atacar un buen molcajete de guacamole o un platón de frioles refritos, por ejemplo.

La Cantona se vende en buenas tiendas de Huauchinango y la región, y ya comenzó su expansión a otros lares y se le puede encontrar en esa singular tienda delicatessen de Pachuca, justo en la Plaza del Reloj de esa venerable y airosa ciudad vecina. Trico, creo que se llama.

Yo miro a Raúl y me asombra todo en él: el jamón serrano que cura y prepara ilusionado, el vino de frutas con el que experimenta, la pasión que imprime para con su familia, su risa franca al perdonar las travesuras de sus bellas hijas y el coraje serrano, orgulloso y noble, de un joven emprendedor que avanza por un camino de exitos. Ya lo veremos, pronto.

Aldrin Lenin Gómez-Manzanares

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