martes, septiembre 06, 2005

Adiós a la Estrella de Galicia, bienvenida Terra Galicia


Algo me llamó la atención en las páginas de El País, el diario español que compro los domingos: de la primera plana del tabloide, echaba de menos la inserción de la cervecería Estrella de Galicia... aún así, un jueves, de estos jueves melancólicos y grises en los que se convierte la ciudad, quedé con Loui para ir a descifrar el misterio de Alejandro Dumas número 7, en Polanco.

Ahí, justó ahí, desapareció La Estrella de Galicia. "Es que tuvieron broncas con el nombre" me explica el valet parking. No se lo creo y entramos a Terra Galicia, el nuevo nombre de este lugar de tapas. "Tuvieron problemas con Estrella, la cerveza que maneja el grupo Modelo", me dice el capitán. Tampoco le creo, porque la Estrella de Galicia y la Estrella son dos cervezas distintas. (por cierto, si tienen tiempo, les recomienda el sitio de la vieja Estrella de Galicia polanqueña, en www.estrellagalicia.com)

Eso es lo de menos, vayamos a las tapas: el concepto de Terra Galicia es agradable, limpio, sin pretender competir con los edulcorados conceptos de los alrededores. (bueno, es una exageración, pues las hamburguesas del Hard Rock vecino son de lo mejor que se puede pedir en la ciudad) con un nicho de mercado bien definido y un ambiente agradable, sobre todo en la parte del restaurant, alejado del ajetreo natural de la zona del bar. El servicio es bueno a secas, impersonal y medianamente instruido. Las cervezas, servidas a la temperatura ideal: frías hasta perlar el vaso contenedor -largo, esbelto- pero no tanto como para provocarnos ese dolor instantáneo que nos produce consumir repentinamente helado. Lo mejor de la noche, los chorizos a la sidra: firmes, con un correcto sabor ahumado, servidos en esa salsa ligera en la que ligan el pimentón y los jugos de la cocción del embutido. Mención honorífica para el salteado de espárragos que nos llevaron al final. Una delicada combinación de vegetales bien cocinados en la sarten, con fuego alto y una buena echada de aceite de oliva. Excelentes junto al pan campesino que sirven como complemento.

En general, los montaditos de jamón serrano, muy buenos, aunque en un lugar como Terra Galicia uno esperaría que le dijeran qué tipo de lonchas le están sirviendo.

Tentado a probar un vinillo, consideramos, por sugerencia de mi amigo, que lo mejor era probar las cervezas que dan origen al lugar. Una cava modesta la de Terra Galicia, que sufre de ese síndrome capitalino, nefasto, por cierto, de tratar al consumo de vinos como una disciplina snob y subir, artificialmente, los precios de esos caldos. Ni modos, aunque me llamó la atención que en el rubro de vinos mexicanos tienen una oferta digna representada por Casa Madero. Vientos huracanados.

No pude conocer Estrella de Galicia, pero me encontré con este agradable feudo, Terra Galicia, que me convenció sin duda. En el bar contiguo, en la terraza cubierta o en la planta alta, un lugar para disfrutar el arte del tapeo y los pintxos, para conversar amigablemente, para cenar con los amigos o para dejar que la noche fluya en ese marco sobresaliente que es Polanco, en la ciudad de México.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola amigo. Como siempre, es todo un placer viajar a travès de tus crònicas y màs que un placer, es una delicia. Me resulta fascinante percibir a travès de otros, los sabores que nunca he probado, sin embargo, hay algo que me parece espectacular... tus refinadas descripciones gastronómicas, provocan que más de una vez, quiera degustar alguna de esas viandas que ni por error existen en mi acervo gastronómico, eres maravilloso amigo, hasta la barbacoa que odio, se convierte en un suculento platillo una vez que es relatado en la mesa puesta. Bon apetit!. Tuss.